Artículo originalmente publicado en el Diario El Divisadero en junio de 2015, que revisa la situación de Aysén frente al desarrollo salmonero, su importancia relativa en producción y economía.
Importancia de la Región de Aysén para la salmonicultura en Chile
La región de Aysén genera en torno al 48,5% de la producción de salmónidos de Chile a 2014, unas 407.128 toneladas. La región de los Lagos aporta con el 46,9% de la producción, y aporta con unas 393.421 toneladas. Para poder generar esos niveles de producción se han debido generar condiciones para que las convenciones acuícolas se ubiquen en el territorio marítimo aysenino o maritorio regional, donde gran parte del archipiélago de los Chonos y de las Guaitecas han sido sujeto de una carrera olímpica por acaparar la mayor cantidad posible de concesiones. Las cifras lo indican, en 2013 existían unas 708 concesiones distribuidas en 37 barrios sanitarios salmoneros, pero sólo unas 276 concesiones de acuicultura, es decir, un 39% de ellas fueron utilizadas para engordar salmónidos.
Este proceso de acaparamiento se ha hecho ha sin duda a costa de grandes sacrificio de la Región de Aysén.
Regalías de la Región de Aysén a la Salmonicultura
Ha debido ceder parte importante los límites marinos de la Reserva Nacional Las Guaitecas a la actividad salmonera, es decir, un área de conservación del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas ha sido sacrificada para el desarrollo de la industria. Esta Reserva Nacional abarca más de 1.065.000 hectáreas en ambientes terrestres, lo que representa el 20% de los SNASPE de la Región de Aysén, los que al considerar sus límites marinos podría estar llegando a una superficie de 1.915.000 hectáreas. Es decir, unas 800.000 hectáreas marítimas de la RN Las Guaitecas quedaron susceptibles de formar parte de las Áreas Aptas para la Acuicultura o AAA de la Región de Aysén. Ello sin considerar los límites marítimos del Parque Nacional Isla Magdalena, donde se emplazan otras AAA, y parte de los límites marítimos del PN Laguna San Rafael en sector Estero Cupquelan, donde desagua el Río Exploradores desde el Glaciar Exploradores, ruta de navegación para las embarcaciones de turismo que efectúan viajes al Glaciar San Rafael en programas de turismo desde Puerto Tranquilo. También porciones del límite marítimo del PN Bernardo O’Higgins en el sector Glaciar Jorge Montt en la comuna de Tortel, tienen establecidas AAA.
Existe un dictamen de la Contraloría General de la República que impediría el establecimiento de AAA y de concesiones de acuicultura en los límites marinos de los Parques Nacionales que los tienen.
El establecimiento de concesiones para la salmonicultura, también se ha hecho a costa de la actividad pesquera artesanal de Aysén, en particular los fondeaderos para la navegación y rutas de navegación, además de algunas zonas de extracción de recursos bentónicos, por mencionar algunas.
En lo medioambiental, las prácticas productivas donde la sobrecarga de peces en las columnas de agua, ha generado condiciones de hipoxia (bajo nivel de oxígeno en el agua) o anoxia (sin oxígeno) por procesos de aumento del nivel de compuestos orgánicos asociado a la degradación por pérdidas de alimento no consumido que se depositan en los fondos de los centros salmoneros y las fecas de los propios salmones.
¿La Región de Aysén ha ganado algo con la salmonicultura?
Ahora bien, surge la pregunta de si ha valido la pena ese sacrificio como aporte al desarrollo regional.
La primera arista es el aspecto económico en el aporte regional. Pues bien, mientras la región de Aysén aporta con el casi el 50% de la producción de salmones de Chile, sólo exporta unos $239,36 millones de dólares a 2011, mientras que la Región de los Lagos exporta unos $2.409,50 millones de dólares a 2011 (En base a datos del Servicio Nacional de Aduanas). Es decir, con el 48,5% de la producción nacional de salmones, la Región de Aysén aportaría con sólo el 8,8% de las exportaciones nacionales de salmónidos (en base a datos de aduana, 2011) y la Región de Los Lagos, que cosecha el 46,9% de la producción nacional, percibe casi el 90% de los ingresos por concepto de exportaciones de salmón de Chile. La industria salmonera indica que aporta con un 20% del PIB regional de Aysén. Sin embargo, aduce que los desafíos del desarrollo salmonero para Aysén son: conectividad, mano de obra, energía y la ausencia de un relleno sanitario industrial.
En segundo lugar el componente de empleabilidad donde el mismo representante de Salmón Chile en Aysén reconoce que “la salmonicultura entrega empleo directo a 5.500 personas en la Región de Aysén. De esta cifra, 3.700 trabajan en centros de cultivos (67%). El resto (unos 1.800 personas, 33%) en las plantas de procesamiento, administración y piscicultura. De las 3.700 personas, el 70% viene de otras regiones” (Revista Aqua 182, marzo 2015). Es decir, para desarrollar la actividad salmonera en Aysén se requiere mano de obra de otras regiones. Por lo tanto la línea argumental de generar empleo parece no ser realmente un beneficio para el desarrollo económico regional, dado que los ingresos pagados por sueldos y salarios a los trabajadores de la salmonicultura, se gastarían principalmente en otras regiones del país, quedando a nivel regional, el consumo en restaurantes, el transporte marítimo y terrestre del personal hacia los aeropuertos o puertos y los hospedajes en los cambios de rol de los centros.
Otro componente es el desarrollo de los servicios vinculados al desarrollo de la industria. Qué decir. ¿Dónde están las empresas que transportan las cargas de los centros salmoneros de Aysén por vías marítimas? ¿Las empresas que desarrollan productos veterinarios para el tratamiento de enfermedades?¿Las empresas que desarrollan tecnologías para todas las fases del ciclo salmonero?¿las empresas que producen alimentos para los peces?¿Las empresas que prestan servicios de buceo para mantención de centros y extracción de mortalidad?¿Las empresas que proveen servicios de transporte aéreo de personal? La respuesta es por todas conocidas. La gran mayoría de esas empresas tiene su asiento en la Región de los Lagos, generando aporte y desarrollo económico a esa región a partir de la explotación de recursos de Aysén.
Sólo por mencionar. El PIB de la Región de los Lagos a 2013 es de unos $2.686.048 (millones de pesos de 2008), mientras el PIB de la Región de Aysén es de unos $561.966 (millones de pesos de 2008) y de Magallanes unos $887.953 (millones de pesos de 2008). En el caso de la Región de Los Lagos, el 11% del PIB es por la Industria Manufacturera (procesamiento de productos), 11,3% por transporte (marítimo, terrestre y aéreo) y 11,2% por servicios financieros (créditos, capital de trabajo entre otros), elementos claves de la industria salmonera y pesquera. En Aysén, 2,2% es industria manufacturera, 5,8% es Transporte y 2,5% Servicios Financieros y Empresariales.
La Región de Aysén está subsidiando el desarrollo económico de la Región de los Lagos
En resumen, desde el punto de vista económico, debido a las falencias estructurales de la región de Aysén ya conocidas por todos, el territorio de Aysén se encuentra subsidiando el desarrollo económico de la Región de los Lagos, a costa del sacrificio de bienes públicos de la región, y con aportes marginales desde el punto de vista del beneficio económico a las localidades.
En ese sentido, la intendenta de Aysén Ximena Órdenes ha sido muy clara en la entrevista entregada a la Revista Aqua (Nº 182, Marzo 2015): “El gran desafío es que la producción de salmónidos sea procesada en nuestra región” comprendiendo las implicancias en capturar el mayor valor agregado posible de la industria en la región.
A costa del impacto ambiental de las aguas costeras de Aysén
La otra arista es la ambiental. Ya se indicó previamente el sacrificio sobre bienes públicos que ha debido hacer la región para el desarrollo de la industria, en este caso su borde costero y límite marinos de SNASPE. Pero además las consecuencias ambientales sobre las sobrecarga de peces en los centros, sobre la contaminación y degradación de las columnas de agua y fondos de mar en los sectores que se instalan, no sólo por los alimentos que caen al fondo y las fecas de los salmones sino también los usos y/o abusos de antibióticos para el control de enfermedades. Botón de muestra: en el año 2013 la industria salmonera nacional habría utilizado unos 450.700 kilos de antibióticos, léase bien 450 toneladas de antibióticos, mientras que en el mismo año en Noruega que produce más salmones que Chile se utilizaron 972 kilos, 0,972 toneladas. Llevado a burdo análisis de tratamiento para un refrío con penicilina en pastillas, alcanzaría para tratar por una vez a unas 37.558.333 de personas en un año, asumiendo 500 mg, cada 8 horas por 8 días (0,012 kg de penicilina por persona por tratamiento para adultos). Esos antibióticos van a para en algún porcentaje al medioambiente modificando las cadenas tróficas de las relaciones ecológicas de los ambientes marinos donde se insertan. Quizá los pescadores artesanales puedan contarnos qué pasa cuando hay tratamientos de salmones asociado a virus ISA, SAR`s y Caligus. Es decir, algo no está funcionando bien en la industria salmonera nacional en lo sanitario y por defecto en lo ambiental.
La industria en conjunto con SUBPESCA, buscan hoy ampliar sus áreas de operaciones en la región. Se necesitan nueva zonas para desarrollar su actividad, declarar nueva áreas aptas para la acuicultura, relocalizar centros que ya no pueden utilizar por los niveles de contaminación, entre otras cosas. Para ello propenden a la expansión y relocalización hacia zonas sensibles de Aysén. La incipiente industria turística ha percibido el problema. La salmonicultura atenta contra el principal valor de Aysén para su desarrollo, la naturaleza y su patrimonio ambiental y cultural. También la pesca artesanal.
La necesidad de debates sobre el desarrollo de la industria salmonera en Aysén
Creo que es el tiempo para iniciar un debate sobre lo que la región espera y de cómo resolver el desafío de que efectivamente la industria salmonera deje mayor valor agregado de su producción en Aysén, más que aumentar las superficies para desarrollar su actividad a costa de otros sectores productivos regionales como pesca artesanales y turismo, comunidades locales, comunidades y pueblos originarios litorales, entre otros, así también cómo desarrolla su prácticas productivas. Creo también que Aysén ya no debe seguir subsidiando el desarrollo de otra región a costa de perder o deteriorar su patrimonio ambiental, sin beneficio económico para nuestra región. Es el tiempo de que Aysén en conjunto con las diversas industrias y actividades económicas, resuelva los temas estructurales de desarrollo económico, ambiental y social, y focalice las estrategias de acción, más que de las políticas públicas nacionales, sobre la base de un desarrollo verdaderamente regional, de lo contrario aumentarán los riesgos de movilizaciones sociales y los desequilibrios territoriales.
Espero no estar hablando de esto en unas décadas más cuando ya no quede actividad salmonera, como hoy casi no queda actividad pesquera en la región, hipotecando, literalmente, nuestro territorio marítimo y nuestro desarrollo regional.